Curso: Astrología y Mitología

En este curso conoceremos acerca de la fundamental relación que hay entre la astrología y la mitología, esta última siendo un modo intuitivo de comprender  y practicar la primera.

Aprenderemos acerca de los diferentes mitos asociados con los planetas (tradicionales y modernos), los signos del Zodíaco y los cuatro elementos. 

Miércoles de 7:00 a 9 pm. Inicio: 2 de febrero, 2022.

Duración: tres meses.

Costo: $800 pesos mensuales (4 clases de 2 hrs. vía Zoom). *Cupo limitado.

Informes e inscripción: capulus7@gmail.com

Capulus, 2021-2022 copyright.

Las Estrellas Fijas: un dramático caso real convertido en novela negra

Hace más de dos décadas, en los primeros años del milenio, me encontraba cerca de cumplir diez años practicando astrología, tiempo en el que enfrenté en consulta un caso que me impresionó mucho en relación a la relevancia de las estrellas fijas en la interpretación de cartas. Consulta que, además, me llevó a aparecer mencionado en una novela relacionada con el caso en cuestión; un relato documental novelado que narra el trágico desenlace de la aventura de una pareja de europeos que, tras un exitoso desenvolvimiento en los medios, en la pasarela, deciden irse a vivir a la paradisíaca Playa del Carmen (Quintana Roo, México). El autor, Alfredo Elías Calles, me consultó para saber más acerca de los dos personajes principales de la novela, Tina y Nacho, conocidos suyos directos. Luego, si bien no era su intención inicial, al avanzar en el desarrollo de su novela, decidió incluir en unas pocas páginas lo que encontró el -en ese entonces- “joven astrólogo mexicano”.

Al inicio de la consulta fue muy poco lo que el escritor me contó de la historia de estas dos personas pero conforme avanzamos en el análisis de las cartas así como en la comparación entre ambas (la llamada sinastría), y se desplegaban algunos rasgos de destino sombríos (junto con otros deslumbrantes), patrones simbólicos, tendencias potencialmente violentas y trágicas, fue que entonces conocí acerca del fatídico evento que marcó la vida de estas dos personas, núcleo nefasto alrededor del cual se desarrolla la trama de la novela: una noche, después de consumir mucho alcohol y más de una docena de gramos de cocaína, Ignacio, al volver a su casa, asesina brutalmente a Tina, su pareja, empleando un machete. La entierra luego clandestinamente y huye de Playa del Carmen, pero antes de poder salir del país es detenido. Al día de hoy aún purga su condena en una cárcel mexicana. La paradisíaca locación dio pie al nombre de la novela: Playa del Karma (título original con que fue publicada, aunque en una reedición años después la editorial cambió el título a Playa del Carmen).

Por cuestiones de espacio no me puedo extender en el análisis de las cartas de Tina y Nacho, sino que, de momento, me limitaré a centrarme muy brevemente en las estrellas fijas en el mapa de la italiana. En particular, cabe observar la conjunción de la Luna con la estrella Aldebarán. Las conjunciones de las estrellas tanto con la Luna, como con el Asc. y/o el M.C., suelen ser considerados como de los aspectos más importantes de las estrellas fijas. Aldebarán, de las estrellas fijas, es considerada entre las más importantes o de influencia más fuerte. Se trata de una estrella con un color rojo brillante, parte de la constelación de Tauro; uno de los ojos del toro. En términos de longitud zodiacal esta estrella se encontraba en el grado décimo de Géminis cuando nació Tina; es decir, en una conjunción muy cerrada con la Luna, según ya apuntamos, aspecto que, además, involucra también al M.C. muy estrechamente, lo cual acentúa esta signatura. Aldebarán tiene una intensa naturaleza marcial (una manera de clasificar las estrellas fijas es de acuerdo con el simbolismo planetario), razón por la cual desde la antigüedad se le asocia con violencia, con asesinatos.

Desde luego que cabría decir mucho más de la carta de Tina, donde encontramos asimismo, por ejemplo, al Sol en conjunción con otra fuerte estrella marcial, Antares. Como también cabría hablar más de la sinastría con la carta de Nacho: ambos comparten la misma posición de Marte en Escorpión en el mismo grado, a su vez en conjunción de un grado con el ascendente del ciudadano de origen español. Este elemento marcial tan fuerte en ambos, a su vez enfatizando o en resonancia con las estrellas de naturaleza marcial, como lo es particularmente Aldebarán. Es este rasgo de Escorpión compartido a lo que alude la imagen de la portada de la novela. En el libro ya no quedó registrado mi señalamiento en relación a otra estrella de naturaleza marcial, parte del panorama natal; en este caso, vinculada con la Luna de la carta de él, la cual luminaria se halla también en el signo de Escorpión, en conjunción con la estrella la Escala del Sur (también conocida como Zuben el Genubi), específicamente con una naturaleza Saturno-Marte; de ahí su relación igualmente con crímenes, asesinatos y envenenamientos. Pero en sí no todo el simbolismo de las estrellas fijas es ni sombrío ni violento. Hay también diversas estrellas relacionadas con prosperidad, éxito, bienestar, creatividad, etc. Eso sí, comúnmente con prominencia, notoriedad, para bien o para mal. Si quieres saber más acerca de las estrellas fijas en la astrología, comenzamos nuestro curso de introducción el próximo lunes 24 de enero (2022), a las 19 hrs. (horario Cd. México).
Informes: https://fb.me/e/1pidUCOeIcapulus7@gmail.com

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Las estrellas fijas en Astrología.

El propósito de este curso es introducirnos al uso de las Estrellas Fijas en la astrología. Aprenderemos cuáles son las principales estrellas empleadas y cuáles son sus significados.

Lunes de 7:00 a 9 pm.
Inicio: 17 de enero, 2022.
Duración: dos meses.
Costo: $800 pesos mensuales
(4 clases de 2 hrs. vía Zoom).
*Cupo limitado.
Informes e inscripción: capulus7@gmail.com
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San Lázaro, alma de Saturno


Ta empezando lo velorio

Que le hacemo a Babalú

Dame diez y siete velas

Ay Pa ponerla en cruz.

Babalú ayé, Celiz Cruz.

Según el calendario de los romanos, el 17 de diciembre es el inicio de las Saturnales, fiesta dedicada al dios Saturno. Pero el 17 de diciembre también es el día de San Lázaro, alma santa y milagrosa relacionada con la esfera de Saturno (y la de Plutón). Rostro arquetípico, misterioso y sabio, de estos símbolos astrológicos.

En las tradiciones mágico-religiosas afro-caribeñas (Cuba, México y Brasil), San Lázaro se sincretiza con Babalú ayé, a quien famosamente canta la salsera Celia Cruz. “Rey del Mundo”, orisha terrible a la vez que conmovedor, San Lázaro es el señor de los misterios de la muerte y el dolor, la privación, la enfermedad y el sufrimiento, así como de la resurrección, la regeneración y la salud. Se trata del más humilde de todos los orishas. Su representación iconográfica de origen cubano es única en el mundo: San Lázaro es un anciano que aparece con muletas, caminando lenta y tortuosamente, acompañado por perros, quienes lamen sus llagas. Es un personaje social marginado, rechazado por los pueblos por donde pasa. Sin hogar ni posesiones deambula solitario, empujando una carreta donde transporta cadáveres al cementerio, rasgo producto del sincretismo del santo de Betania con Babalú ayé, también llamado Chankpana, divinidad asimismo asociada con las epidemias. 

Cada 17 de diciembre, en la iglesia del pueblo de El Rincón -extraordinaria expresión del sincretismo afrocubano-, provincia de la Habana, Cuba, se reúnen multitudes inmensas de peregrinos, de devotos y enfermos que desesperadamente acuden al santo, a quien se le atribuyen numerosísimos milagros de curación. A esta tan distintiva figura sincrética, se le han añadido interesantes desarrollos mitológicos claramente inspirados en el veterotestamentario Libro de Job, donde S. Lázaro/Babalú ayé vive una serie de vicisitudes, de duras pruebas morales implementadas por Olosi (el Diablo) con venia divina y que, como el justo Job, hacen del santo un paradigma de aceptación, sobriedad y humildad; una profunda contemplación acerca del sentido del sufrimiento, acerca del misterio del mal, ese sombrío rostro divino que enfrentamos con Saturno, severo pero justo juez y maestro. Un conmovedor rostro saturnino.

En las tradiciones místicas astrológicas, antiguas y contemporáneas, se afirma que cada alma particular desciende de un planeta específico, siendo su tarea, a lo largo de una serie de encarnaciones, seguir su estrella, volver a su astro de origen; esto es, cumplir con su propósito encarnando, en esta vida, de manera tan perfecta, conciente, libre e iluminada, su naturaleza más íntima, su ser divino; se convierten, pues, en seres auto-realizados que encarnan dicho principio y que como tales, de manera similar a los ángeles, se vuelven mediadores de lo divino. En el caso de San Lázaro, un alma santa de Saturno, a la cual, por otra parte, es posible pedirle su intercesión y auxilio al ritmo de rumba y tambores batá, inesperada expresión de belleza por parte del grave y serio señor de los anillos. Así pues, para propiciar su expresión compasiva, concluyo estas notas sobre San Lázaro con una canción clásica de Celina y Rutilio dedicada a tan emotiva figura plena de la más profunda y sobria sabiduría.

¡Jekua baba jekua, Babalu ayé jekua! 

¡Kinkamaché San Lázaro bendito!

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La astrología y el misterio del tiempo

“Todo fluye”, Heráclito.

Comúnmente repito a mis estudiantes que la materia prima de la astrología es el tiempo. Pero, a diferencia de la comprensión convencional en la cultura occidental acerca del tiempo, visto como una sucesión lineal, la astrología nos enseña que la naturaleza del tiempo es cíclica. Y eso de “comprensión”, es un decir, pues al día de hoy realmente no sabemos bien a bien qué es el tiempo; este sigue siendo un profundo misterio. En la antigüedad, el tiempo es una divinidad; en algunos casos, la divinidad primordial o una de las primeras, particularmente en el caso de las tradiciones mistéricas. Solemos confundir nuestra mediciones del tiempo, nuestras estandarizaciones acerca del mismo, con miras a fines prácticos o utilitarios, con el tiempo en sí propiamente. Sin embargo la astrología se ocupa no del tiempo profano sino del tiempo sagrado, arquetípico; de la dimensión psicológica, espiritual y divina del tiempo. El tiempo del mito, ahora, hoy.

Podemos comprender a la astrología como una metafísica del tiempo, la cual nos enseña acerca de la inteligencia cósmica que se expresa en el despliegue de la temporalidad, el ordenamiento providente del destino. Asimismo nos permite reconocer un vínculo indisoluble entre nuestra propia inteligencia, nuestra conciencia, y el tiempo: este no ocurre de manera exclusivamente externa u objetiva, independientemente de nuestra experiencia, sino como estructura de la misma. Fundamentalmente, el tiempo es alma, el alma es tiempo. Los planetas son modos cósmicos de temporalidad y conciencia que subyacen a nuestra experiencia. Esto es, los siete planetas clásicos; hasta Saturno, digamos, no incluyendo a los llamados transpersonales (Urano, Neptuno y Plutón). Saturno simboliza, entre otras cosas, a ese límite por excelencia de nuestra conciencia ordinaria que es el tiempo; estructura primaria de nuestra psique que posibilita la experiencia como tal así como la experiencia de esos otros estados de conciencia simbolizados por los otros planetas. Más allá de Saturno estamos hablando más allá del tiempo, tal como lo experimentamos nosotros, almas encarnadas; más allá del nacimiento y la muerte; más allá del límite de mi conciencia ordinaria: los profundos estados no-ordinarios de conciencia relacionados con los transpersonales. Los siete planetas tradicionales son los administradores del sistema mundano, natural, algo que trasciende la función de los transpersonales. Administración que se expresa no solo en el ritmo y armonía de las revoluciones planetarias en el Zodíaco sino también en la semana arquetípica de los siete días planetarios a su vez conformada por el ciclo perfecto, tanto diario como anual, de las horas de los planetas, cada hora de cada día planetario estando regida por uno de los siete planetas, según vimos en una publicación anterior de este blog (https://capulus.com.mx/los-dias-y-las-horas-de-los-planetas-la-semana-de-la-creacion/).

Ahora, que la naturaleza del tiempo sea cíclica no quiere decir necesariamente que dicha ciclicidad sea cerrada, como una repetición mecánica, sino que esta puede ser concebida como una ciclicidad que realiza espirales de ascenso y descenso, más similar al movimiento de una gran danza que al de una máquina. Además, cabe señalar que la ciclicidad del tiempo, y la reversibilidad de pasado y futuro que implica, pone más que en entre dicho la noción común de progreso, de evolución, sea social o espiritual, creo que ofreciéndonos una visión más orgánica (y quizás también más compasiva) que la tajante noción que asocia el paso del tiempo con algo así como mejora automática. Por otra parte, al menos desde esta perspectiva, no deja de sorprender que, hasta el día de hoy, haya tantos que crean que el tiempo tuvo su inicio literalmente en un primer momento y que, por lo tanto, también literalmente habrá de llegar a su fin. Pero ya Aristóteles acotaba que es una contradicción suponer un tiempo en el que no había tiempo, literalmente. Así pues, si el tiempo es cíclico, entonces el cosmos es eterno, sin principio ni fin temporal. El tiempo, imagen móvil de la eternidad, asevera famosamente Platón, se revela entonces como un eterno ahora, como una duración infinita sin principio ni fin.

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