“Aries, rico en abundantes vellones de lana
y aún privado de ellos, siempre tendrá
una esperanza con los nuevos”
Manilio, Astronomica iv, 124-126.
Las culturas profundamente astrológicas de Mesopotamia (babilonios, caldeos, asirios) celebraban el Año Nuevo al inicio de la Primavera en el Equinoccio, cuando el Sol ingresa a Aries. Específicamente, comenzaba el festejo del Año Nuevo en la Luna nueva inmediatamente siguiente al ingreso solar. Sin embargo, por Luna nueva, los astrólogos/astrónomos babilonios, entendían algo un poco distinto de lo que nosotros suponemos cuando de este modo nos referimos al sínodo Luna-Sol, a su conjunción. Para ellos la Luna nueva refería a la primera aparición de esa delgada creciente lunar plateada, sobre el horizonte occidental, inmediatamente después del atardecer, tras haber desaparecido unos días de los cielos nocturnos al ir menguando. Esta primera aparición de la luminaria nocturna marcaba la Luna nueva, el inicio del ciclo mensual, así como, en este caso, anual.
Este 2022, nosotros atestiguamos el ingreso del Sol a Aries, el 20 de marzo a las 9:33 am. Posteriormente, la Luna nueva en la madrugada del 1ro. de abril (00:24 am), pero tanto la Luna nueva, tal como la entendían los babilonios, como el inicio del Año Nuevo, ocurrió la tarde del sábado 2 de abril, a las 6:50 pm (todo en horario CdMx), con la Luna en el signo de Tauro, lo suficientemente lejos del Sol (más de 15 grados) como para poder ser vista sobre el Poniente de la ciudad. En lo general, esta era la concepción común acerca del año nuevo y la Luna nueva, a lo largo del Mediterráneo y Oriente medio en la antigüedad; noción astronómica y calendárica que seguían griegos y romanos, por ejemplo (en una próxima ocasión hablaremos en el blog de las fases lunares según la astrología griega).
En el caso de los babilonios, Akitu, era el nombre que recibía el festival del Año Nuevo, festejo de la Primavera que duraba doce días, comprendiendo complejos rituales con los que se conmemoraba al mismo tiempo la victoria del rey de los dioses, Marduk, sobre Tiamat, monstruo marino del caos. El resultado de esta decisiva batalla es la creación del mundo, tal como nos lo narra el Enuma Elish (o “Epopeya de la Creación”), a partir del cuerpo de Tiamat, dividido en partes. De ahí que el contexto mitológico de estos ritos festivos sea la creación del mundo, su actualización anual, digamos; la recreación del cosmos. (Re-)inicio del mundo, cuando los dioses se reunieron para determinar los destinos de los seres humanos al tiempo en que todo era ordenado, de acuerdo con esa concepción mesopotámica fundamental acerca de la unidad y correspondencia entre los cielos y la tierra; dos aspectos de una misma realidad, íntimamente entrelazados, uno reflejo del otro: a la vez que los dioses expresan sus mandatos por medio de su escritura celeste, simultáneamente, esta se manifiesta en la tierra por medio de diversos fenómenos naturales y sociales.
Esta visión del ingreso del Sol a Aries como marcando el inicio del año, la primavera marcando un nuevo impulso de energía, de vitalidad; la resurrección de la vida de la naturaleza tras la muerte del invierno, esta visión es preservada en la astrología mundana, la carta del ingreso de Aries siendo una de sus principales herramientas para realizar pronósticos para el nuevo año que comienza. Ahora, la relación del signo zodiacal de Aries con el carnero, no es original de los babilonios, sino que se la debemos a los egipcios, para quienes se trata de un importantísimo símbolo solar, siendo asociado con el dios Ammon. Este animal sagrado era sacrificado únicamente en las ceremonias de Año Nuevo, siendo ofrecido al Sol. Así pues, es en este antiquísimo simbolismo astrológico del inicio de un nuevo ciclo de vida, donde hay que ubicar el origen de las fiestas de Semana Santa y Pascua, simbolismo de resurrección y vida nueva, como ocurre con la imagen del cordero de Dios. En el caso de la Pascua judía (Pésaj) se trata de una festividad que conmemora la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto; el inicio de una nueva vida e independencia del pueblo judío. Es una festividad en la que también se inmola y consume cordero a la vez que es considerada asimismo como una fiesta de la primavera. Al día de hoy, como parte de los festejos de la Pascua, hay la costumbre en la cultura occidental de regalar huevos, adornados con colores y rellenos de dulce, el huevo siendo un símbolo de vida nueva. Feliz año nuevo babilonio.
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