En la publicación anterior señalé cómo se relacionan las revelaciones de las tradiciones de sabiduría antiguas, de la magia astrológica, con las conjunciones Júpiter-Saturno, cuando estas ocurren en los domicilios o en la exaltación del último, tal como ocurrió el pasado 21 de diciembre (2020), en el signo de Acuario (domicilio diurno de Saturno). Pero esta conjunción también parece que ha sido propicia para un mayor reconocimiento e integración cultural de lo que algunos consideran una insólita faceta de la mística astral: el fenómeno ovni.
En mayo de este año, el reconocidísimo programa televisivo de periodismo de investigación 60 Minutos, en los Estados Unidos, dio a conocer asombrosas imágenes oficiales tomadas por militares de ese país (cámaras, radares, etc.) así como entrevistas a pilotos de la fuerza aérea, quienes, con anuencia institucional, narran sus experiencias con los ahora llamados, en inglés, U.A.P. (Fenómenos Aéreos No-identificados). A partir de esto, el tema encendió de tal modo a la sociedad estadounidense que el congreso solicitó un informe a las fuerzas armadas, el cual fue entregado en junio. En este, de un modo implícito se acepta la realidad del fenómeno. Dicho informe, y todo lo que a su alrededor ha involucrado, tal como han señalado diversos especialistas, supone un giro inesperado, un definitivo cambio en la narrativa oficial. Pero también es notable, en paralelo a esto, cómo hay cada vez más científicos interesados en el tema; cómo ahora se desarrollan investigaciones así como agrupaciones y comités científicos del más alto nivel que seriamente consideran el fenómeno.
Podemos esperar que con la conjunción en Acuario, el fenómeno pase de ser del dominio de los gobiernos, en concreto, de los militares, al dominio de la sociedad. Una perspectiva humanista que pueda enriquecer así como liberar nuestro conocimiento sobre estos sucesos. Acuario es uno de los llamados signos humanos, por lo que parece que podemos esperar que crezca lo que ha sido considerada como una gran ola de contactos o avistamientos desde el año pasado, lo cual nos permita tener una mayor conciencia, como seres humanos, de nuestras raíces cósmicas, de nuestro orígen celeste común, universal, más allá de distinciones basadas en fronteras nacionales, color de piel, etc.. Pero quizás también pueda crecer nuestro reconocimiento del rostro humano del fenómeno, quiero decir, un mayor reconocimiento de las experiencias que han vivido aquellos que afirman haber interactuado con los visitantes del espacio exterior, o bien, haber sido abducidos o llevados por ellos y traídos de vuelta, experiencias que cambiaron sus vidas por completo, en la mayoría de los casos de un modo positivamente significativo.
Desde hace milenios tenemos registros, en las más diversas culturas, de interacciones con inteligencias estelares que nos vigilan, nos enseñan cosas, pero que también nos castigan de ser necesario. Sin embargo, el hecho de que la postura oficial de varios países de entre las mayores potencias económico-militares del mundo ha cambiado de un modo muy significativo, un viraje hacia una relativa mayor apertura y claridad, esto no significa que cada disparate dicho acerca de los ovnis entonces es cierto. No significa, por ejemplo, que las extravagantes e infundadas múltiples conexiones que los “teóricos de los alienígenas ancestrales” creen ver, sean correctas; por lo general, siendo pobremente argumentadas, erróneamente interpretadas a partir de un conocimiento muy superficial. Por supuesto que, más allá de protagonismos comerciales y el esoterismo vulgar, hay investigadores alternativos o fuera del establishment científico que hacen un trabajo serio y riguroso, del mismo modo que un título académico automáticamente no implica conocimiento correcto o certero. Me parece un aspecto muy importante de este nuevo ciclo iniciado por la conjunción el que la ciencia, la academia, se interese seriamente en el fenómeno. Pero una ciencia que no sea sólamente esa “ciencia dura”, al servicio de los militares y el desarrollo de la tecnología, sino una ciencia humanista, como bien señala el estudioso de las religiones e investigador del fenómeno ovni, J. Krippal. Algo que cabe esperar también para la astrología en este nuevo ciclo.
El programa de 60 Minutos:
Entrevista a J. Krippal:
Entrada anterior del blog, relacionada con la conjunción Jup-Sat. En Acuario: